¿Cómo reconocer el abuso laboral cuando se presenta como afecto?
En un mundo laboral que presume de modernidad, igualdad y respeto, el acoso sigue mutando.
Hoy no siempre viene con gritos, insultos o amenazas.
A veces llega con una sonrisa, con mensajes de madrugada, con un «te quiero como amiga» que esconde control, abuso emocional… y en los peores casos, abuso sexual encubierto.
Este es el testimonio real de una mujer que fue víctima de violencia laboral por parte de su jefa en un entorno universitario.
Y si alguna vez te has sentido confundida, incómoda o invalidada en tu trabajo… sigue leyendo.
¿Quién abusa cuando todos confían en ella?
Todo comenzó con una jefa encantadora..
JP, la Jefa de Proyecto, tenía una reputación intachable en su círculo académico.
Se presentó como cercana, simpática, confiable. Tenía contactos, experiencia, hijos, y una historia difícil que generaba empatía.
¿La excusa perfecta?
Estábamos hablando de un proyecto con enfoque de género, con financiamiento público y en una universidad estatal.
Pero en ese mismo lugar donde se predicaba el respeto, se estaba cocinando un abuso silencioso.
El abuso emocional camuflado: cuando tu jefa se vuelve tu sombra
Durante meses, JP transformó las reuniones laborales en conversaciones íntimas.
Hablaba de tríos, abusos sexuales, experiencias traumáticas…
sin pedir consentimiento, sin medir impacto.
Violando todos los límites profesionales y personales.
Usaba su autoridad para:
- Hablar de su vida sexual en el trabajo
- Preguntar sobre fantasías ajenas
- Mostrar vulnerabilidad como estrategia de manipulación
💣 “¿Qué harías si una jefa quisiera besarte?”
💣 “¿Y si tú me dices que no… y me echan?”
Una violencia que no deja marcas visibles, pero sí una sensación constante de amenaza emocional.
Violencia estructural: un sistema sin protección real
La víctima de esta historia trabajó durante más de un año sin contrato formal, sin respaldo de la universidad, sin red.
Recién en agosto de 2023 tuvo un contrato legal…
por un solo mes.
Todo lo anterior fue precariedad, informalidad y dependencia absoluta de la agresora.
Cuando intentó poner límites, la violencia escaló:
- Y el proyecto se paralizó… como forma de castigo
- Le pedían emitir boletas falsas
- La excluyeron de reuniones
- Se manipuló la información sobre su desempeño
¿Cómo identificar un abuso emocional en el trabajo?
Si alguna de estas señales te suena familiar, detente y evalúa tu entorno:
🚩 Red Flags comunes de abuso laboral encubierto:
- Te hacen sentir especial al principio, como elegida
- Mezclan lo profesional con lo personal muy rápido
- Comparten información íntima sin tu consentimiento
- Te aíslan del equipo o de otras fuentes de apoyo
- Te manipulan con culpas: “sin ti no puedo”, “si me dejas me hundo”
- Te hacen dudar de ti misma, de tus límites, de tu criterio
Estas no son señales de amistad.
Son síntomas de violencia psicológica en el trabajo.
La herida más profunda: el silencio institucional
¿Lo peor de esta historia?
La universidad nunca protegió a la víctima.
Porque sin contrato formal, sin cláusulas de protección, sin protocolos aplicables…
no había dónde acudir.
Y esto pasa todos los días.
Mujeres que son explotadas, acosadas, expuestas emocional y sexualmente…
por otras mujeres con poder.
Sí: jefas abusadoras también existen.
Y el feminismo no debe callarlo.
Debe confrontarlo.
¿Qué hacer si estás viviendo una situación similar?
5 pasos para protegerte de una jefa abusiva
- Documenta todo: guarda correos, audios, capturas de pantalla. Todo es evidencia.
- Pide siempre contratos por escrito: sin contrato, no hay derechos que puedas hacer valer.
- Busca apoyo externo: organizaciones, abogadas, fundaciones, amigas. No te aísles.
- Confía en tu incomodidad: si algo no se siente bien, es porque no lo está.
- Haz público tu testimonio si puedes: rompe el silencio y crea redes de contención.
Comparte este testimonio si alguna vez sentiste que eras tú contra el mundo.
¿Por qué es urgente hablar de este tipo de abuso?
Porque mientras se siga creyendo que la violencia solo ocurre entre hombres agresores y mujeres víctimas, estas historias quedarán fuera del radar.
Y la violencia laboral seguirá mutando:
Más silenciosa.
Más emocional.
Más disfrazada.
Este no es un testimonio aislado.
Es un llamado a ver lo invisible.
A cuestionar lo “normal”.
Y a dejar de proteger al agresor solo porque se ve como “buena persona”.
Si tú también has vivido algo así… no estás sola
Desde esta plataforma, abrimos un espacio para que más mujeres puedan:
- Visibilizar sus experiencias
- Aprender a identificar patrones de violencia
- Conectar con herramientas legales y psicológicas
Contarlo también es sanación.
Y es el primer paso para construir espacios laborales verdaderamente seguros.
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