Avance y compromiso: cuando el cambio se convierte en causa

Un paso firme hacia el cambio: el poder del compromiso colectivo

En tiempos donde la transformación social parece una promesa lejana, hay momentos que se sienten como una verdadera bisagra histórica. La conformación oficial de la Bancada del Sistema Nacional de Cuidados es uno de ellos. No es solo un acto político, es un reflejo de algo más profundo: el avance tangible de una causa justa, que por años ha sido ignorada o subestimada.

Este avance no se construyó en silencio ni de forma aislada. Fue posible gracias al compromiso sostenido de diputadas, diputados y organizaciones de la sociedad civil, que han sabido dejar de lado sus diferencias para unirse por un propósito común: poner el cuidado en el centro. Porque cuidar no es un acto menor; es una labor que sostiene la vida y, sin embargo, históricamente ha sido invisibilizada, feminizada y no remunerada.

Desde la Fundación Fuera Acosadores, celebramos este paso histórico. Lo hacemos no desde el aplauso fácil, sino desde la convicción. Porque vemos en este hito la posibilidad de una política que escuche, que observe, que actúe. Una política que abraza el compromiso con quienes aún viven en silencio el acoso laboral, una realidad dolorosa que, en muchos casos, se encuentra enraizada en sistemas que no cuidan, que no protegen.

En definitiva, este no es solo un acto parlamentario. Es la expresión viva de lo que sucede cuando el avance se encuentra con el compromiso: nace el cambio. Uno real, palpable, esperanzador.

¿Qué es la Bancada del Sistema Nacional de Cuidados y por qué marca un hito?

Para entender la magnitud del anuncio, es necesario mirar más allá de los titulares. La Bancada del Sistema Nacional de Cuidados no es un proyecto más; es un compromiso transversal que une sectores políticos diversos con organizaciones de base, activistas, fundaciones y comunidades.

¿El objetivo? Impulsar políticas públicas concretas que reconozcan el trabajo de cuidado como un derecho y una responsabilidad compartida entre el Estado, las familias y la sociedad. Esto significa construir un sistema que deje de poner todo el peso del cuidado sobre las mujeres, y que, en su lugar, redistribuya esa tarea de forma justa, digna y corresponsable.

Lo innovador de esta bancada es que nace con una visión feminista, interseccional y ciudadana, basada en la escucha activa y el trabajo colectivo. Esto implica dejar atrás el asistencialismo para transitar hacia un modelo de derechos: el cuidado como eje del desarrollo humano.

Además, el respaldo no solo es parlamentario. Hay fundaciones como Fuera Acosadores, colectivos feministas, agrupaciones de personas cuidadoras y representantes de comunidades que han puesto el cuerpo y la voz en esta lucha. Desde estas trincheras cotidianas, el sistema de cuidados ya no es solo una demanda: es una urgencia estructural.

Celebramos esta alianza porque, cuando lo institucional se articula con lo comunitario, el cambio deja de ser un sueño y empieza a ser política concreta.

Cuando lo invisible se hace visible: el cuidado en el centro de la política

Durante décadas, cuidar ha sido una tarea invisibilizada. Ha habitado los márgenes del debate político, de las estadísticas y de los presupuestos. Sin embargo, sin ese trabajo no existiría economía, salud, educación ni tejido social. El cuidado es infraestructura de vida, aunque rara vez lo tratamos como tal.

Hoy, al poner el cuidado en el centro del debate, estamos ante un punto de inflexión. Esto no es solo simbólico; tiene impactos profundos. Significa reconocer que el bienestar social no puede construirse a costa del agotamiento de las mujeres, que han cargado históricamente con la mayoría de estas tareas sin reconocimiento ni apoyo.

Desde nuestra experiencia acompañando a personas que enfrentan acoso laboral, vemos cómo la falta de un entorno de cuidado también se manifiesta en lo laboral: ambientes hostiles, silencios impuestos, miedo a denunciar. Cuidar también es generar condiciones dignas para trabajar, convivir y desarrollarse.

La bancada del sistema de cuidados representa, en este contexto, una oportunidad para integrar lo social, lo económico y lo político bajo una misma lógica: la del cuidado mutuo. Una visión que no solo atiende a la infancia, la vejez o la enfermedad, sino que entiende que todos y todas necesitamos cuidado en distintas etapas de la vida.

Y cuando una sociedad cuida, avanza. Y cuando una sociedad avanza, lo hace con compromiso.

Compromiso en acción: cómo la sociedad civil impulsa transformaciones reales

Hablar de «compromiso» muchas veces suena abstracto, incluso retórico. Pero cuando ese compromiso se transforma en acción concreta —como organizar comunidades, redactar propuestas, marchar, sostener redes de apoyo— se convierte en la fuerza transformadora que mueve la historia.

En el caso de la Bancada del Sistema Nacional de Cuidados, no estaríamos celebrando este avance si no fuera por el impulso y la presión sostenida de la sociedad civil organizada. Colectivos de personas cuidadoras, redes feministas, fundaciones como Fuera Acosadores y un sinfín de activistas han puesto este tema en el centro, muchas veces sin micrófonos, pero con un trabajo implacable.

Este compromiso social es el que permite traducir las necesidades cotidianas en proyectos legislativos. Es el que visibiliza lo que estaba normalizado. El que transforma el hartazgo en propuesta. En nuestra experiencia acompañando casos de acoso laboral, lo hemos visto: cuando una persona encuentra red, información y contención, su proceso cambia. Porque el compromiso del entorno multiplica la resiliencia individual.

Además, el compromiso social no solo impulsa cambios legislativos, también cambia culturas. Cambia la forma en que entendemos la productividad, la responsabilidad y la justicia. Nos enseña que el desarrollo no puede sostenerse sin cuidado, y que una política pública sin participación es solo un eslogan.

Por eso, hablar de compromiso no es un adorno discursivo: es reconocer la columna vertebral de cualquier avance significativo.

Del acoso laboral a la justicia social: una causa que merece voz

En Fuera Acosadores, hemos escuchado decenas de testimonios que tienen un patrón común: el silencio. Personas que soportaron acoso laboral por años sin poder denunciar, sin creer que merecían algo distinto, sin saber a dónde acudir. Esta es la otra cara del sistema que no cuida: la normalización del abuso y la impunidad institucional.

Es por eso que celebramos este avance legislativo desde un lugar profundamente conectado con nuestra causa. Porque no se trata solo de crear un sistema de cuidados para la niñez o la vejez, sino de expandir el cuidado como derecho laboral, como principio organizacional y como estándar de convivencia.

Hablar de cuidado es también hablar de salud mental, de relaciones sanas, de entornos laborales que protejan. Y ese cambio solo es posible si entendemos que el cuidado no empieza en la casa ni termina en el hospital. Está en todos lados. También en las oficinas, en los colegios, en las empresas, en el Congreso.

Este compromiso político debe ir acompañado de voluntad institucional para modificar normativas laborales, reforzar canales de denuncia, proteger a las víctimas y sancionar de forma efectiva los abusos. Y allí estaremos. Porque el avance que no protege a los más vulnerables es solo marketing.

Por eso, reafirmamos nuestro compromiso con las personas que aún siguen en silencio situaciones de acoso laboral. Nuestra lucha es por una cultura que cuida, que acompaña y que nunca normaliza la violencia.

La alianza que transforma: política, ciudadanía y derechos humanos

Una de las claves más potentes del anuncio de la bancada es la forma en que se articuló. No fue una decisión vertical, ni una declaración unidireccional. Fue el resultado de una alianza transversal, tejida entre actores políticos y la ciudadanía organizada, que lograron sentarse en la misma mesa para reconocer una verdad básica: nadie puede cuidar solo.

Y esa alianza, al ser intersectorial, feminista y colaborativa, rompe con una lógica histórica de exclusión. Porque incluye a quienes antes eran solo objeto de políticas y los convierte en sujetos activos. Se escucha a las personas cuidadoras, se dialoga con fundaciones, se incorporan saberes colectivos.

Este tipo de alianzas son las que verdaderamente transforman. No porque tengan un impacto inmediato, sino porque modifican el modo de hacer política. Y en tiempos de desconfianza, polarización y crisis de representación, eso es una revolución.

Además, esta articulación entre sociedad civil y Congreso permite que el cuidado sea abordado desde una mirada de derechos humanos. No es filantropía, no es caridad. Es justicia. Y eso cambia todo.

Porque cuando avanzamos con compromiso, también lo hacemos con memoria, con inclusión y con dignidad.

Más allá del anuncio: desafíos pendientes y urgencias del sistema de cuidados

Por mucho que celebremos este avance, sabemos que el camino recién empieza. Transformar el sistema de cuidados requiere enfrentar múltiples desafíos:

  • Financiamiento sostenible: El cuidado cuesta. Y si el Estado no lo financia, ese costo lo siguen pagando las mujeres.
  • Formación de profesionales del cuidado: Necesitamos reconocer, capacitar y dignificar a quienes cuidan, tanto en lo formal como en lo informal.
  • Marco normativo robusto: Las leyes deben proteger a las personas cuidadoras, establecer estándares de calidad y garantizar acceso universal.
  • Cambio cultural: Mientras el cuidado se siga viendo como una “ayuda” y no como una responsabilidad compartida, no habrá transformación real.

Además, la implementación territorial será clave. Porque no basta con tener leyes, hay que asegurarse de que lleguen a cada rincón, a cada comuna, a cada comunidad. Y eso solo será posible si seguimos movilizados, vigilantes y articulados.

Desde la Fundación Fuera Acosadores, seguiremos empujando desde nuestro frente: exigiendo entornos laborales libres de violencia, políticas que reconozcan el desgaste emocional del trabajo de cuidados, y normativas que protejan a quienes se atreven a alzar la voz.

Sumarse al cambio: cómo tú también puedes ser parte del compromiso

El cambio no solo se hace en el Congreso. También se hace en nuestras casas, en nuestras organizaciones, en las redes sociales. Por eso, tú también puedes ser parte de este avance. ¿Cómo?

  • Informándote y compartiendo el contenido que visibiliza estas luchas.
  • Acompañando a alguien que esté atravesando una situación de acoso o sobrecarga por cuidados.
  • Participando en fundaciones, colectivos o espacios vecinales que promuevan el cuidado como derecho.
  • Exigiendo a tus representantes que se comprometan con esta causa.

📣 Y tú, ¿qué cambiarías del sistema actual?

Avanzar con compromiso, construir con cuidado

El futuro no se construye solo con buenas intenciones. Se construye con decisiones valientes, con alianzas diversas y con un compromiso firme. El que vimos nacer con la Bancada del Sistema Nacional de Cuidados no es solo un paso simbólico; es una señal de que el cuidado está empezando a ocupar el lugar que merece.

Y si queremos que ese futuro sea justo, sostenible y humano, debemos seguir avanzando. Pero no de cualquier forma. Debemos avanzar con compromiso. Porque solo así, el cambio no será pasajero: será permanente.


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